Rock en el camping
Cami se encargó de conseguirnos un hueco en la programación musical veraniega del camping de Acedo. En esas tierras navarras, que ya nos dejaron el año pasado una excelente resaca tras el bolo de Ancín. Cami pasa medio verano entre parrillas, composiciones, y chapuzones piscinales.
El plan es sencillo: salir el mismo viernes tras la comida, hacer la hora y media que más o menos tenemos desde Donosti, tocar de 22.00 a 00.00 y terminar durmiendo en Artajona, donde Iñaki tiene una casa en la que, además de las ganas de juerga, sobran rincones y colchones en los que poder retirar nuestros huesos ajados tras la batalla festivo/musical en la que intentamos convertir nuestros conciertos.
La furgo, cargada hasta las trancas y con lógicos y preocupantes achaques de la edad, se pone en marcha. Los altos de la Autovía de Leizaran se le hacen duros.
Vigilantes, Nagore y su amiga zugarramuarra Maialen (que por cierto nos obsequió con unos estupendos calabacines cosecha propia), guardan la espalda de la vieja Transit. Para las 18.00 horas hemos llegado…Fernan, el único que tiene que trabajar -en algo serio y remunerado-, llega a tiempo para montar ese imposible tetrix, el feudo inexpugnable en el que ha convertido sus teclado.
En un coqueto escenario, repetimos del diseño sonoro que venimos creando en cada bolo. A los costados de la batería de Nagore, los amplificadores crean un muro solido.
Nos damos prisa para dejar el tablado a una motivada animadora infantil a la que esperan decenas de críos alborotados. Arantxa ha gestionado una estupenda cena que nos da las pilas necesarias para las dos horas que pensamos estar tocando. Así que, a las diez de la noche en punto, ya con la noche encima y después de una prueba de sonido de media hora en la que nos echa una mano experta Ricard, el supercuñado catalán de Cami (que demuestra con cuatro toques en el bajo su gran nivel musical), el chapuzón de alguno que no olvidó el traje de baño, el riff de ‘Te vi caminar’ comienza el bolo.
Suena bien. El escenario es cómodo y el espacio vacío entre la banda y el público, que mayoritariamente está sentado en la terraza del bar, no se hace distante. El grupo está cómodo desde la primera canción y va, sin prisa, pero sin dejar silencios entre canción y canción, desnudando el repertorio en el orden diseñado. ‘Por el placer de verte caer’ y ‘Se apagaron las luces’ suenan solidas y en ‘Un puñado de canciones’ hay improvisaciones buscadas.
‘Charly y Laura’ todavía no suena como tiene que sonar. Con ‘Tina’ llega el medio tiempo más rollingstoniano y da paso a la primera parte festiva con ‘Caprichos del ayer’, ‘Ahora ya puedo olvidarte’, ‘Allí naciste tú’ y ‘El aburrido paraíso terrenal’.
‘Olvidé’ vuelve a ser la canción que da un primer respiro baladero y Nagore vuelve a hacerse dueña de la psicodélica ‘El álbum de mi memoria’ con sus finales punkys.
La armónica vuelve a sonar en ‘Trozos de un alma rota’, que pasa de ser una canción ‘complicada’ a ser un tema que no deja dudas. La respuesta del público se siente como buena.
La noche acompaña con una temperatura muy agradable… porqué no una cañita más y así poder Inventar/escuchar unos ‘Labios de madrugada’, o quedarse en las dos ‘fiestas’ que llegan después. No nos atrevemos con ‘La tormenta’, no vaya a ser que despertemos a ‘la potra salvaje’ que golpea los tambores y la tengamos que volver a recoger empapada, bajo los relámpagos, por las carreteras vecinas.
Los rockanroles de la casa ‘Si puedes o si quieres’ y ‘Quién es ese tipo’, cierran el concierto.
Los horarios del camping son claros y drásticos: para las doce no puede haber ningún tipo de ruido.
El descanso de los campistas es sagrado. Por eso los bises no se hacen de rogar y suenan ‘No esperas nada’, ‘Tú decides’ y ‘Sin bajar la guardia’.
No da tiempo para más. Las 00.00 están a punto de dar y queremos volver al año que viene, así que lo mejor es agradecer a todo el mundo su presencia y pensar en la recogida y la cerveza que nos espera en el único bar abierto de Acedo….
Que luego ya vendrá la conga-ranchera de Artajona, los controles de la Foral, las cervezas con el alcalde de Zúñiga…