Vermouth en la retaguardia, o una velada Mingo&Fisuras
Había estado bebiendo toda la noche/madrugada. Rectifico: había estado bebiendo toda la noche, vomitando la madrugada. Que no encontrara el coche a las siete, cuando un cielo azul bailaba como la estrella de David, era habitual. En cambió, localicé mi teléfono móvil, escurrido en uno de los charcos por los que había estado zigzagueando para llegar al asiento del auto, que fue mi almohada durante un puñetazo de horas. Una alarma indulgente me recordó con la imagen de Zulaika y algunos acordes vibrantes de rockanroll que tenía un asalto pendiente con MingoFisuras al otro lado lado de la ciudad, en una de tres montañas, allí donde la ruralidad se hace más expansiva. Igeldo.
Estos dos pesos pesados -MF- , púgiles de los rings menos reconfortantes del mainstrean, ya estaban en condiciones psíquicas para poner a prueba su segunda grabación Sin bajar la guardia. Eligieron el mejor refugio posible para presentar aquellas nuevas canciones, que hubieran hecho el delirio en territorios anglos si no hubieran nacido aquí. Paradojas del rockanroll, la utopía innata de este proyecto me trasladó a un antiguo gallinero donde podría levantar mi doble falsa resaca con una simple impar borrachera. Saqué de la cama a Norma y a su chico Duval-con los que había compartido ese atardecer un mitincenacocktail electoral de Stop, una nueva formación que se presentaba a la elecciones municipales y forales, estábamos en campaña-, para que aprovecharan el día. Mientras se vestían, o se disfrazaban, siempre con coquetería, me pusieron la primera raya de cocaína en la cocina. Trasegué un café, y la segunda llegó en el coche, ascendiendo las laderas de Igeldo, escuchando Tú Decides , uno de los vertebrados riffs de Fisuras que rompen las paredes del álbum.
Fotos y videos en el álbum compartido:
No hay comentarios:
Publicar un comentario